Me llamo Tania. Obtuve el título de Arquitectura a la edad de 23 años y salí viva y cuerda, pese a lo que muchos quieran pensar. Me había enamorado tres veces a una edad a la que a muchos ni siquiera les han empezado a cosquillear las mariposas del estómago. He manifestado opiniones en público que muchos se avergüenzan de tan sólo pensar. Conozco dos de las siete maravillas del mundo y no pienso parar hasta que haya respirado el mismo aire que les rodea a todas ellas. He robado corazones y los he abandonado antes de poderlos disfrutar. Después de besar la ciencia con sangre de arte que es la Arquitectura, me di cuenta de que mi auténtica vocación era la educación y desde entonces no he dudado un segundo en adentrarme de lleno en el mundo de la enseñanza. Tengo siete pasiones, y el sueño de hacer de este mundo un mundo mejor.